El municipio de Guachochi ha permanecido en la nota roja durante los últimos meses debido al alto índice de violencia entre narcoejecuciones y enfrentamientos, tanto entre grupos criminales como con las autoridades, a las cuales han emboscado y asesinado a algunos de sus elementos.
Ha llamado la atención que, entre los delincuentes se han identificado menores de edad, pero no únicamente adolescentes, sino prácticamente niños de apenas 12 años de edad.
Luego de que trascendiera la ejecución de un joven de apenas 16 años, vecinos del poblado pidieron ayuda urgente a los tres órdenes de gobierno, ya que este caso no es el único, pues también resalta la ejecución de Octavio Muela Muela, de 12 años de edad, quien fue localizado el pasado mes de marzo con un arma de fuego luego de ser sacado de un hospital y, en el pueblo, «todos sabían que era sicario, menos la autoridad», según narraron los habitantes.
Lamentan sus no exista interés sobre la incursión de «niños sicarios» a las filas del crimen organizado y aseguraron que, el origen de este fenómeno, inicia con la descomposición familiar, es decir, son infantes que sus familias se han dedicado a eso desde años y «no les queda otra más» que seguir por el camino de la delincuencia.
Otro factor que influye es la admiración a estos sujetos, quienes frecuentemente se pasean en el centro de Guachochi con lujosas camionetas, mujeres, dinero y bebidas embriagantes y de manera inmediata, ante la falta de buenos ejemplos, sueñan en convertirse en líderes de la mafia en la zona serrana, cayendo fácilmente.
Es común, dicen los pobladores, ver niños portando armas largas con las que no pueden por su peso y ataviados con equipo táctico e incluso encapuchados, por lo que claman por auxilio y por la acción de las autoridades.