El Senado de la República analiza en comisiones una reforma impulsada por legisladores del PRI que busca proteger a los menores para que no sean levantados y enrolados por el narcotráfico para ser usados como halcones, distribuidores de droga o sicarios.
La reforma presentada por el senador Manuel Añorve fue en respuesta a los reportajes de EL UNIVERSALdonde se expone que hay medio centenar de iniciativas en la “congeladora legislativa” para tipificar la leva de menores por parte de los cárteles de la droga, así como de frenar el uso de pollitos de colores, término usado por la delincuencia en el norte del país para catalogar a esos niños y adolescentes.
El tema de los menores y jóvenes sicarios que son utilizados por los cárteles toma relevancia después del asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, quien habría sido abatido por un joven de 17 años, quien de inmediato fue ejecutado por un policía municipal, así como el hallazgo del cadáver de otro menor de 16 años que habría participado en el atentado contra el edil.
La iniciativa propone reformar el artículo 16 de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, con el fin de reconocer explícitamente el derecho de la niñez a recibir protección frente al reclutamiento criminal y establecer la obligación del Estado de prevenir, atender, reparar y reintegrar.
El coordinador del PRI en el Senado advirtió que en México la niñez se ha convertido en mano de obra barata del crimen organizado. “A esos niños les pusieron un apodo bonito para ocultar la barbarie: pollitos de colores. Les prometen tenis y likes, pero les entregan miedo, drogas y una pistola, mientras el Estado, muchas veces, voltea hacia otro lado”, señaló.
Lamentó el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, cometido por un joven de 17 años reclutado por el crimen organizado. “Ese adolescente era adicto, usado como desechable. ¿Eso es justicia o la evidencia más cruel de un sistema que llega tarde a todo?”, cuestionó.
El senador priista afirmó que este fenómeno constituye una forma de esclavitud moderna y exigió una respuesta institucional urgente. Propuso crear protocolos de detección temprana en escuelas y comunidades, brindar atención psicosocial especializada, establecer rutas de reinserción y garantizar una coordinación efectiva entre las áreas de protección a la niñez, seguridad, fiscalías y educación.
Aseguró que “la niñez no necesita discursos de manual, necesita resultados”, e hizo un llamado al gobierno federal para actuar con firmeza. “Lo costoso no es invertir en prevención; lo costoso es no hacer nada. Ni un niño más reclutado por el crimen.
“Los pollitos de colores, esas mascotas efímeras que se vendían en ferias y exposiciones son usadas como metáfora por parte de los cárteles de la droga y del crimen organizado para denominar a los niños y adolescentes que son enrolados para labores de halcones, tráfico y venta de drogas, así como sicarios”, añadió.
Conocidos como halcones, becarios del narco, aprendices, sicarios o mulas, los menores son parte del ejército de los cárteles, que son vistos como desechables y son parte de la maquinaria del tráfico de drogas en México.
La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) expone que los menores entre los 9 y 10 años de edad empiezan a ser reclutados como informantes.
Posteriormente, a los 12, una vez que conocen los movimientos y la estructura de las organizaciones, se les usa como vigilantes en las casas de seguridad donde mantienen a los secuestrados. Ya con un previo entrenamiento, entre los 14 y 16 años se “gradúan” como sicarios o bien como encargados de una “tiendita” de droga.
Información de El Universal



