Hay que reconocerlo: esto sí que es histórico. Esto sí que no se había visto. Un formato diferente para la presentación de un informe de Gobierno convertido en una extensión de lo que debieron ser las Jornadas Villistas en el centenario de la muerte de la principal figura de explotación turística de Parral: el Centauro del Norte, Francisco Villa.
Ahora, en un intento de pasar a segundo plano la rendición de cuentas ante el pueblo que, se supone, se gobierna, y ante la evidente falta de resultados que presumir, se recurre a la locución «panem et circenses» que acuñó el poeta satírico Décimo Juvenal, que vivió en la ciudad de Roma entre los siglos I y II y que no significa otra cosa más que: «al pueblo, pan y circo», una expresión peyorativa muy vigente en la actualidad que describe la práctica de un gobierno que, para mantener tranquila a la población y ocultar hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad y con criterios asistencialistas.
Es así que, ante la pobre oferta de resultados, César Peña recurre al estridente espectáculo de rifar premios en un muy evidente, patético y desesperado intento de atraer a las masas que, de motu proprio, ya que estamos con las expresiones latinas, o sea, por voluntad e iniciativa, no iría a escuchar ¿qué? ¿Logros? ¿Avances? ¿Cuáles?
¿Abordará César Peña la deficiente calidad de una obra multiparchada como el parque Puerta del Tiempo? ¿Explicará por qué anduvieron pavimentado con cubetas la primera parte del Periférico Sur? ¿Presumirá que no tolera la corrupción ni los privilegios, que no se permiten los abusos de autoridad y que los policías municipales involucrados en escándalos por excesos de fuerza fueron dados de baja? Tal vez podría invitar al titular de Asuntos Internos para que tenga una participación y de paso diga en calidad de qué utilizan una Silverado y un Charger en labores de patrullaje o escolta ¿O por qué el Centro de Bienestar Animal atiende, apenas, a cuatro perros? ¿Exhibirá el permiso de Coespris para operar una tortillería y un velatorio en las mismas instalaciones?
Se nos puede ir toda la columna en cuestionamientos de la mediocre gestión municipal y a el alcalde se le puede ir su evento político adornando, cual boletín, sus «logros», pero como a nadie le interesa la demagogia, mejor rifará un viaje a la playa y electrodomésticos cual si fuera posada navideña. ¡Poquito peor! La más risible e inverosímil ocurrencia que haya tenido el presidente es asegurar que él da continuidad al legado de Pancho Villa. Ese disparate nos lo contaron desde la mismísima Presidencia; desde lo más naranja del gabinete, pero no como un orgullo, sino de pena ajena. No hay un solo emecista que no sienta vergüenza, pero como no lo pueden manifestar abiertamente, lo platican en corto.
Y en el acto solemne de entregar el legajo de su segundo año como máximo representante ¿también rifará vacaciones y aparatos a los regidores para que se les olvide cuestionarle? ¿Es ese el gobierno que el pueblo merece? ¿Es esa la capital de lo bueno o del chiste, del circo, del teatro y de la ocurrencia?