Parral luce inusualmente silenciosa este Viernes Santo. Las calles del centro, normalmente transitadas, hoy se presentan casi desiertas, con escasa circulación de vehículos y muy pocas personas caminando por la zona.
La mayoría de los comercios mantienen sus puertas cerradas, ya sea por respeto a las tradiciones religiosas o aprovechando el periodo vacacional de Semana Santa.
Esta escena de quietud se repite cada año, pero no deja de llamar la atención el contraste con el bullicio habitual. Algunos residentes explican que prefieren quedarse en casa o salir de la ciudad, mientras que otros lo ven como un día de reflexión y descanso.
Sea cual sea la razón, lo cierto es que Parral se transforma este día en un reflejo de calma, mostrando cómo aún persisten las costumbres que marcan esta fecha en el calendario religioso.
A lo anterior habría que agregarle el pronóstico cumplido de las fuertes ráfagas de viento, también característicos de esta temporada, y que en ciertos puntos del Estado, como tramos carreteros, nublan la visibilidad, y en las ciudades, merman la voluntad de salir o realizar actividades.