El presidente municipal de Parral, César Alberto Peña Valles, emanado de los medios de comunicación, reportero y conductor de noticieros desde hace, al menos, 17 años, según el último reconocimiento que le fue otorgado en 2019 por la Cámara de la Industria de Radio y Televisión (CIRT) ha resultado ser todo lo opuesto a lo que él practicaba.
Como comunicador, César fue severo crítico de los políticos en turno mientras estaba frente al micrófono y hasta una audio columna transmitía en el noticiero que él conducía por una estación de radio local; pero como alcalde se convirtió en uno intolerante a la crítica, con una piel tan delgada, como se dice en el argot de la política, que hasta reclama enardecido.
Recientemente, Peña Valles violó, tal vez desde su ignorancia, le ley que emitió la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en marzo de 2019, justo el mismo año, pero dos meses antes, en que él estuviera recibiendo un reconocimiento de la CIRT por su trayectoria en los medios. Dicha legislación refiere que los servidores públicos que tienen cuentas en redes sociales en las que difunden sus actividades oficiales, no pueden bloquear a los ciudadanos y/o medios de comunicación que usan esas plataformas para emitir comentarios o críticas severas a su actuar.
Durante la sesión de la Segunda Sala de la Corte, en la fecha referida, los ministros avalaron el proyecto de Eduardo Medina Mora en el que estableció que cuando un servidor público con cuentas en redes sociales bloquea a otros usuarios alegando el “derecho a la intimidad”, atenta contra los derechos de libertad de expresión y acceso a la información de los ciudadanos.
De hecho, la ley derivó, precisamente, de haberse concedido un amparo a Miguel Ángel León Carmona, un periodista veracruzano que fue bloqueado en Twitter por el fiscal General de Veracruz, Jorge Winckler, para que no pudiera acceder a la información que ahí publica.
El proyecto avalado establece que el derecho a la información debe prevalecer sobre el derecho a la intimidad alegado por Winckler, pues el bloqueo que realizó el funcionario implicó una restricción indebida al derecho de información del periodista.
De la misma forma, y según la apreciación de la SCJN, el presidente municipal de Parral, César Alberto Peña Valles, utiliza sus cuentas de Facebook, Twitter e Instagram, mismas que son públicas, para difundir información sobre sus actividades como servidor público, por lo que las publicaciones hechas en esa cuenta constituyen información de interés general, debido a que está relacionada con la gestión pública y el funcionamiento de la investidura que representa y del propio gobierno local, por ello, puede ser objeto del seguimiento y reporte de periodistas y medios de comunicación.
Es el caso que el alcalde parralense bloqueó a este medio de comunicación para evitar ser «etiquetado» en notas periodísticas, consecuencia de su intolerancia a la crítica por su desempeño, exclusivamente como funcionario, el de más alto nivel en la ciudad.
El mismo caso aplica para la fracción de Movimiento Ciudadano en Cabildo, cuya cuenta de Facebook «Regidores Ciudadanos», también aplicaron el bloqueo a El Papelerito para evitar que aparezca la etiqueta en publicaciones.
Hay que reconocer que existen comportamientos abusivos que pueden justificar un bloqueo por parte de los servidores públicos en redes sociales, según la propia SCJN, siempre que impliquen amenazas a la integridad del funcionario dueño de la cuenta, pero que los comentarios o críticas severas no pueden ser considerados como comportamientos abusivos, señalan los ministros.
César Peña ha ido más allá, al enviar advertencias, a través de heraldos que se prestan a tan patética práctica, para que algunos compañeros periodistas cesen la crítica a su actuar como alcalde, so riesgo de, según él, gestionar la pérdida del empleo.
Es lamentable que alguien que ha jurado en público apoyar al gremio periodístico y, sobre todo, cumplir y hacer cumplir la ley, sea el primero en violarla, pero más preocupante resulta que esa persona sea la primer autoridad de una ciudad. Al menos en teoría.