Los Chiefs de Kansas City fueron campeones del Super Bowl LVIII ante los 49ers de San Francisco, después de un duelo en el Allegiant Stadium que se fue a los tiempos extra y tras un apretado partido en que ambas escuadras dependieron de su estrategia, defensiva y los goles de campo.
Los Chiefs se consagraron bicampeones de la NFL, hito histórico que no se veía desde los años 2004-2005, cuando los Patriots de Nueva Inglaterra hicieron lo propio, en el inicio de la era Tom Brady y Bill Belichick.
El brillo en primer cuarto y un poco más del segundo fueron para los coordinadores defensivos. Los Gambusinos, comandados por Steve Wilks y los Jefes bajo la mano de Steve Spagnuolo se la pasaron deteniendo a ambas ofensivas, causando que el marcador estuviera en ceros hasta la casi media hora del encuentro.
Vino una luz al final del túnel. Patrick Mahomes, quien rebasó las 300 yardas en el juego, con casi 30 pases completados, lanzó un excelente envío a Mecole Hardman de 53 yardas, el cual puso a temblar a las aspiraciones de los 49ers.
Sin embargo, esto cambió cuando vino un fumble después de un acarreo de Isiah Pacheco, lo que dio un giro de 180 grados en el encuentro. ¿Por qué? Porque inmediatamente la ofensiva de los californianos llegó hasta la zona roja y fue ahí cuando vinieron los primeros puntos del duelo, de forma histórica: una patada de 55 yardas, la más larga histórica hasta ese momento, por parte de Jake Moody, que puso el electrónico 3-0.
Pero esto no era lo único que traía “en el morral” los comandados por Kyle Shanahan y su coach ofensivo, Mike McDaniel. El candidato a MVP de la Temporada, Christian McCaffrey, corrió para 21 yardas e hizo el primer touchdown de la noche, a 4 minutos de finalizar la primera mitad y con el vínculo de Moody quien colocó el extra de mejor forma.
Mahomes se puso en modo leyenda y respondió lo hecho por San Francisco. Al no tener un gran partido, hasta ese momento, Travis Kelce, el quarterback de los Chiefs corrió, esquivó y se coló en los 1 y 10, para llegar hasta la “zona prometida” y dejarle el turno a un Harrison Butker que pateó e hizo el 3-10, dejándole así el campo del Allegiant Stadium a un show espectacular por parte de Usher.
Inició el tercer cuarto y, de nueva cuenta, las defensivas (siendo destacados Fred Warner y Nick Bosa por parte de los 49ers, así como L’Jarius Sneed y Chris Jones del lado de los Chiefs), quienes no permitían que corredores y receptores cumplieran con su trabajo.
Pero Andy Reid no se cansaba y su estrategia rindió frutos. Primero, a los 5 minutos del tercer periodo, Butker volvió a impactar el ovoide y, además, puso su nombre en la inmortalidad, pues su gol de campo que marcó el 6-10, es ahora el más largo en toda la historia de los Super Bowl.
Y, tan solo tres minutos más tarde, Marquez Valdes-Scantling, quien ya se había hecho gigante en la Final de Conferencia ante los Ravens de Baltimore, respondió al pase de Mahomes y con 16 yardas aéreas, se puso el juego a favor de los campeones del SB LVII, 13-10. Para ese entonces, Kelce ya había despertado y al confianza llegaba del lado de Kansas.
Pero es que los 49ers no querían irse como los perdedores de este encuentro. San Francisco respondió, apenas empezando el cuarto-cuarto, tras un envío de Purdy, que acabó en las manos de Jauan Jennings.
En un encuentro donde hubo siete patadas, vino una lluvia de estas en los minutos finales del último periodo: primero, Butker con 24 yardas y el marcador 16-16, luego Moody con 53, el “chico de los golpes largos” y otra vez Harrison, quien pegó uno de 29 para, beneficio o perjudicial de los aficionados y jugadores, irse a los desesperantes Tiempos Extra.
Fred Warner, el jugador estadunidense con raíces mexicanas, ganó el volado y consiguió, a siete minutos de que pasara esta ganancia de juego, el llamado “quinto cuarto”, Moody puso la séptima patada y con eso, los 49ers se ponían arriba momentáneamente en el encuentro.
Sin embargo, Patrick Mahomes siempre será Patrick Mahomes. Después de dar una épica demostración de futbol americano en la agonía del Tiempo Extra, mandó un pase de anotación de tres yardas para Mecole Hardman y fue este receptor el que hizo lo propio para que los Chiefs conquistaran su tercer anillo de Super Bowl en cinco años y el segundo consecutivo.