Menos daño le habría causado a Cruz Pérez Cuéllar que se dejara ver con César Duarte, ahora que anda libre, fuera de las rejas pues, pero con procesos en su contra, que haber sumado al tristemente célebre alcalde de Parral, César Peña, a su equipo de operadores en su campaña por la candidatura de Morena para ser gobernador de Chihuahua.
Alguien soltó ese comentario en el reciente convivio que organizó Otto Valles el día que arribó la Cabalgata Villista a Parral, hasta donde llegó el presidente municipal de Ciudad Juárez para dar el arranque no–oficial de su campaña. Ese día, había expectativas de ingenuos que se creyeron que Duarte Jáquez llegaría a la Huerta Santa Martha a saludar y pasar el rato.
Para nadie es un secreto que el exgobernador fue padrino político de Cruz cuando éste abandonó el PAN para ponerse la camiseta emecista y luego la de Morena; así como también ha apadrinado a Otto, por lo que fue fácil hacer correr el rumor de que ese día marcaría el regreso triunfal de César a la capital del mundo, próximo puerto marítimo y sucursal del vaticano, como el ballezano gustaba presumir su terruño. Nada de eso.
El César que, aunque no estuvo presente físicamente, sí lo está en boca de todos, es Peña, al trascender que, en cuanto termine su desastrosa administración, habrá de integrarse a la parte social del equipo de Pérez Cuéllar, lo que no es oculto para Alfredo Lozoya, porque Movimiento Ciudadano irá en alianza abierta o fáctica con la 4T en el 2027, por lo que, mientras Peña Valles la jugará con Cruz, El Caballo ya hace lo propio con Andrea Chávez, cubriendo dos de los tres posibles aspirantes que podrían obtener la candidatura, más los que se sumen.
César Peña es de esas sumas que restan. Sin credibilidad. Sin calidad moral. Lo que ofrece son sus “dotes de altruismo” cuando estaba al micrófono, que es lo que hizo creer al alcalde de Juárez que sería su aportación, cuando no cortaba ni una flor de su jardín, pues todo lo que entregó fue porque vacunó a empresarios y políticos por igual, en especie o en efectivo. ¿Qué pensará Otto? ¿Cómo lo recibirán los crucistas, muchos de ellos exemecistas agraviados que cambiaron de bando en la reciente jornada electoral?
La alianza Morena-MC ya está en marcha para el 2027 y resultará interesante ver ahora a dónde se irán algunos operadores exnaranjas que volverán a encontrarse con sus excompañeros y con su exjefe Lozoya. Bien dicen que la política hace extraños compañeros de cama.