El manotazo sobre el escritorio de la gobernadora Maru Campos Galván, que normalmente uno basta para alinear a los descarriados de su gabinete, no fue suficiente para César Jáuregui, ya que la instrucción de su jefa, literalmente le entró por un oído y le salió por el otro.
Harta de las quejas por las acciones represoras que se llevan a cabo en Parral y ante la ausencia de autoridad de César Peña, el alcalde de membrete, la mandataria ordenó al fiscal General del Estado que se llevara el caso específico de la golpiza al hijo de Miguel Jurado Prieto, a manos de policías municipales que obedecieron la orden de un civil que no ostenta ningún cargo público, partidista sí, pero no de poder, pero Jáuregui nomás le dio el avión a Maru.
Y no es porque se trate del hijo de un empresario adinerado que además fue candidato a presidente municipal; es también por el caso de Miguel Orquiz y por el de Fernando Arzola; pero igual por los que antecedieron en campañas pasadas que fueron víctimas de las cobardes prácticas que han derivado en demandas ante la Fiscalía de Distrito Zona Sur y que duermen el sueño de los justos.
Volviendo a la orden que, frente a los medios de comunicación y frente al propio Jurado Prieto le dio la gobernadora al fiscal, palabras más, palabras menos, de que él atendiera personalmente esa carpeta desde su despacho en Chihuahua, lo que hizo César Jáuregui es decirle que sí, aunque en cuanto se volteó de espaldas, él delegó el tema en Juan Carlos Portillo, el fiscal de la Zona Sur, es decir, dejó la situación exactamente como está.
Desde que era secretario de Gobierno, Jáuregui Moreno guardó una relación cercanísima con Alfredo Lozoya y con Francisco Sánchez, a quien le tienen comprado -y muy caro- su voto en el Congreso del Estado, tanto como para temer perder la gobernabilidad y tanto como para fraguar la despedida de Amín Corral de la Visitaduría local de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos.
Tanto como para acomodar a un inexperto abogado, exfuncionario del Departamento Jurídico de la Presidencia de Parral en el puesto que Corral Shaar desempeñó durante unos 15 años. Tanto como para detener las demandas contra el exalcalde, contra el oficial mayor y contra un regidor con licencia. Tanto como para pedirles -¿u ordenarles?- a las regidoras de oposición que le bajaran dos rayitas al tema de la basura.
César Jáuregui, el fiscal carnal, no le hace caso a la gobernadora y es el mayor promotor y el único que insiste en una alianza extraoficial con Movimiento Ciudadano para que la alcaldía siga siendo naranja.
Jáuregui cree que el costal que carga Maru Campos tiene mucho espacio para más piedritas todavía, pero ya está por desbordarse y en una de esas el manotazo resuena tan fuerte que lo deja fuera de la nómina, a ver si en MC le dan una cobija de ese tamaño.
De entrada ya se quedó fuera de cualquier candidatura para 2024 y solo le quedó justificar que al cabo él no quería nada y que apoyaba a Mario Vázquez.