La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) anunció la firma de una Carta de Intención entre México, Estados Unidos y Canadá para fortalecer la colaboración en la conservación del bisonte americano, una especie clave para la biodiversidad de América del Norte.
Este acuerdo fue firmado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México (Semarnat), el Departamento del Interior de Estados Unidos y el Departamento de Medio Ambiente de Canadá.
El objetivo principal de esta Carta de Intención es reforzar la cooperación transfronteriza en áreas clave como la restauración de pastizales, la protección biocultural del bisonte y la implementación de políticas eficaces de conservación.
Además, se promoverá el intercambio de información técnica y la creación de planes de trabajo conjuntos dentro del Comité Trilateral, que supervisa las actividades relacionadas con la conservación.
México ha desempeñado un papel clave en la restauración del bisonte. En 2009, en colaboración con la UNAM y The Nature Conservancy, se estableció la primera manada de conservación en la Reserva de la Biósfera Janos, con la donación de 23 bisontes del Servicio Nacional de Parques de EE.UU.
Posteriormente, en 2019, se creó una segunda manada en el Área de Protección de Flora y Fauna Maderas del Carmen, en Coahuila, con el apoyo de la CEMEX y el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza. Hoy en día, México cuenta con más de 400 bisontes en ambas manadas.
El acuerdo es fundamental para asegurar la recuperación del bisonte, una especie que históricamente tuvo una gran presencia en América del Norte y que perdió gran parte de su extensión debido a la caza y la pérdida de su hábitat.
En el cerro del Convento, uno de los que salpican las extensas llanuras de Santa Gertrudis, en una pequeña cuadra de piedra, está el que es considerado por el Ejército, el animal “más imponente” del criadero: el bisonte.
Más de tres decenas de ejemplares del mamífero terrestre más grande del continente americano, se mueven poco entre los muros de piedra y que viven en Santa Gertrudis y se han reproducido desde que el programa de conservación comenzó en 1996, con cuatro machos y siete hembras.
A finales del siglo XIX apenas quedaban 300 bisontes en todo el mundo. Sus principales amenazas fueron la pérdida de sus hábitats por tierras de cultivo. Otra de sus amenazas es el muro fronterizo, según un informe de la Semarnat, a pesar de que hay más de 350.000, la mayoría en Estados Unidos y Canadá, de los que el 70% se destinan a consumo humano.
En el criadero su problema es, como para casi todos los animales, la falta de agua y pasto.