Redacción de ‘El Papelerito’
La vinculación del senador Adán Augusto López Hernández con el escándalo de su exsecretario de Seguridad Pública estatal, acusado de liderar al grupo criminal «La Barredora» desde antes durante la gestión de aquel como gobernador, reavivó la crisis de credibilidad en Morena, justo cuando la agenda legislativa federal marcha a toda velocidad.
Mientras el propio senador afirma estar “a la orden de cualquier autoridad”, la reapertura de este caso expone viejas sospechas de impunidad y pampering político que muchos creían superadas, pero que hoy regresan al centro del debate y, en ese contexto, la reciente liberación de Israel Vallarta Cisneros tras 19 años sin sentencia firme, ha aportado un nuevo ángulo de controversia.
Vallarta, absuelto por una jueza que determinó un montaje en su contra, ha señalado directamente al periodista Carlos Loret de Mola, pidiéndole explicaciones públicas por el papel que jugó en aquella cobertura. Su reclamo, difundo en un video viral, no solo desnuda las fallas del sistema de justicia, sino que añade un contraste insoportable: mientras un hombre recupera la libertad tras dos décadas, otros penalizados —hoy en altos puestos— apenas ven comprometida su carrera política.
Al mismo tiempo, reapareció en la escena la solicitud de juicio de procedencia para desaforar a Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas por presunto enriquecimiento ilícito. La Cámara de Diputados admitió una nueva petición tras desechar la anterior apenas. Con ello, el PRI refuerza su discurso de persecución partidista, y el morenismo, lejos de aprovechar para denunciar al verdadero adversario, parece tolerar que su principal opositor ocupe el centro de los reflectores.
No hay que perder de vista, asimismo, la destitución de Pablo Gómez Álvarez al frente de la Unidad de Inteligencia Financiera, quien, oficialmente, pasará a encabezar la comisión que debatirá la reforma electoral y la eliminación de diputaciones plurinominales. Sin embargo, diversos reportes apuntan a que su salida se debe a omisiones en la investigación de un presunto caso de lavado de dinero vinculado a Alfonso Romo, detectado por autoridades de Estados Unidos pero ignorado por la UIF. Convertir a un crítico interno en artífice de una reforma emblemática es una astuta maniobra para cambiar el foco de atención.
Para cerrar el círculo, el gobierno ha permitido que se difundan fotografías y crónicas de los lujosos viajes al extranjero de varios funcionarios de Morena: desde el hijo del presidente López Obrador en Tokio, hasta otros dirigentes en Europa. Bajo el manto de la austeridad republicana, estas escapadas bien valen tuitazos y titulares, sirviendo como la distracción perfecta para eclipsar los cuestionamientos más graves.
El resultado es un mosaico de escándalos y denuncias que, en lugar de resolverse uno tras otro, se solapan estratégicamente para dispersar la atención pública. Así, mientras el debate gira sobre mil frentes, las verdaderas preguntas sobre seguridad, justicia y rendición de cuentas quedan en un segundo plano.
¿Logrará esta táctica de “humo y espejos” enfriar el descontento contra la cúpula morenista, o solo profundizará la fractura entre la retórica de transformación y la realidad cotidiana de los mexicanos? Para distraer pues lo de Adán Augusto, como la papa más caliente, abren unos cinco temas que también buscarán calentar, pero, sin duda, no alcanzarán tales temperaturas como la del «hermano» de Andrés Manuel.