Pese al esfuerzo de las autoridades, quienes han realizado campañas exhaustivas para llevar los servicios del Registro Civil a los rincones más alejados de la sierra, aún existen personas que nacen y mueren sin tener una identidad.
La lejanía, la falta de educación o la ignorancia de muchas familias han acentuado el problema, pues muchos recién nacidos nunca son registrados, y al morir, no existe un documento que avale de manera oficial su presencia en este mundo.
Citando solo como un ejemplo, en el municipio de Guadalupe y Calvo, durante la pasada administración municipal y estatal, se organizaron campañas de registro civil que fueron llevadas a la zona serrana y al barranco, con el objetivo de dar una certeza jurídica a quienes no contaban con un acta de nacimiento.
Inclusive, y pese a que muchas de esas campañas incluían además la condonación del costo de dichas actas, los casos de falta del primer documento en la vida de un ser humano se siguen presentando.
Algunos funcionarios señalan que el asunto es de tal índole que técnicamente esas personas al morir, sería como si nunca hubiesen existido, pues no se cuenta con el documento principal que es el acta y por ende, con cualquier otra identificación oficial.
Por increíble que pareciera, existen un sinnúmero de personas que con todo y los avances tecnológicos y de comunicación con los que se cuenta actualmente, siguen sin poseer su acta de nacimiento.