Redacción de ‘El Papelerito’
Lo que inicialmente se reportó como un enfrentamiento entre grupos armados rivales en la sierra de Guadalupe y Calvo, en realidad incluyó ataques directos contra civiles que nada tenían que ver con los hechos violentos.
Así lo señalaron fuentes locales que detallan que dos personas resultaron heridas por esquirlas de bala: un menor de edad y un adulto mayor.
El primer incidente ocurrió cuando una familia que circulaba en una camioneta por el camino que conecta El Pinito con El Zorrillo fue interceptada por un grupo armado que emergió desde la maleza. Al ignorar el alto que les marcaron los pistoleros, el conductor aceleró para evitar ser detenido, lo que desató una agresión directa contra el vehículo.
Durante la huida, uno de los disparos hirió al niño que viajaba a bordo, causándole una lesión leve en la cabeza. La familia logró llegar a la base militar ubicada en El Zorrillo, donde fue atendido de inmediato por personal del Ejército. El menor se encuentra fuera de peligro, aunque su madre sufrió una crisis nerviosa por el momento vivido.
En un hecho distinto, pero también relacionado con los tiroteos de la tarde del miércoles, un hombre de la tercera edad resultó lesionado en el cuello por el roce de una bala mientras se encontraba en el sector conocido como La Haciendita. Fue llevado al hospital comunitario de Guadalupe y Calvo y, tras recibir atención médica, fue dado de alta sin complicaciones mayores.
Ambos casos ocurrieron en medio del ambiente de tensión provocado por los enfrentamientos entre células criminales en los cerros que rodean las comunidades mencionadas. Si bien las autoridades estatales y federales mantienen vigilancia terrestre y continúan con patrullajes en la zona, no se reportan personas detenidas hasta el momento.
La población local ha manifestado su preocupación ante el creciente riesgo para los habitantes, especialmente cuando las balas alcanzan a inocentes.
«Esto no son enfrentamientos, son ataques directos a quienes simplemente pasaban por ahí», reclamó un residente de la región.
El llamado de las comunidades es claro: garantizar la seguridad de la población civil y evitar que las disputas armadas entre grupos criminales sigan cobrando víctimas entre quienes no tienen nada que ver.
