Unas 30 personas se organizaron para ir a Talamantes y retirar las represas que fueron colocadas por particulares para desviar el agua que corre por el río hacia sus propiedades, lo que estaba evitando que el cauce tuviera libre circulación.
Los afectados encontraron y quitaron costales con tierra que colocan dueños de nogaleras para impedir la corriente del agua y llevarla a sus pozos para almacenarla y regar sus árboles.
Los quejosos califican estos actos como un abuso, ya que el líquido les pertenece a todos y unos cuantos afectan las actividades de la mayoría, incluyendo el abastecimiento de Allende, pues propia la Junta Municipal de Agua y Saneamiento acepta que por esas mismas razones no se recuperan los pozos.
Incluso, las consecuencias alcanzan al turismo local, debido a que, los visitantes, al ver el río seco, que es uno de los atractivos de «El Valle», no permanecen en el poblado ni consumen, lo que repercute en los negocios.
Todos están clamando intervención de las autoridades correspondientes, de quien esperan que actúe en consecuencia.



