Aunque han perdido credibilidad y no se les puede tomar como un parámetro único de medición para las elecciones o definición de candidatos, las encuestas sí ofrecen un panorama de cómo se encuentran los aspirantes entre la población y sirven para la toma de decisiones en los partidos políticos para establecer, mejorar o cambiar sus estrategias.
El caso específico que nos ocupa es el de Morena que, en Parral, creció exponencialmente durante los últimos dos años y sus números están por las nubes, respecto al partido en el poder, Movimiento Ciudadano (13%) y más alejado aún del PRI (12%) y del PAN (14%), de tal forma que, de acuerdo a Massive Caller, el instituto político creado por López Obrador trae más del 33% de la intención de voto para la alcaldía entre los parralenses, una importante disminución de acuerdo a los ejercicios pasados en el que lo colocaban con un 40% en números redondos, con un margen de error en todos los casos del +/- 4.3 por ciento.
Detallado lo anterior, llama la atención que, a pesar de todo el esfuerzo, toda la campaña de acercamiento social, la organización de fiestas, el regalo de despensas y hasta de un automóvil, Otto Valles Baca no aparece como el candidato que les gustaría que abanderara a Morena para la Presidencia Municipal de Parral, a diferencia de Pedro Villalobos, quien obtiene el 13.5% de las menciones. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que, entre quienes simpatizan con Morena, hay un altísimo 54 por ciento que no sabe o aún no decide y ahí puede estar el nombre del empresario, aunque no con las suficientes alusiones como para aparecer en el sondeo.
El mismo caso podría aplicar a Jorge Rivas, quien conforma la tercia de la mesa de oposición que en un principio pretendió incluir a Miguel Jurado Prieto, Salvador Calderón y Amín Corral Shaar.
Luego entonces, en un análisis muy básico, es sencillo explicar por qué Villalobos Fragoso es el único con suficientes referencias de los encuestados, y es por la sencilla razón de que tiene 10 años presente en la actividad política de la capital del mundo, desde 2013 que fue diputado local y bajo ese cargo, también se ostentó como presidente del Congreso de la Unión y, al mismo tiempo, del Comité Directivo Municipal del PRI, y luego coordinador de las campañas de Miguel Armendáriz y de Graciela Ortiz, con independencia de los resultados.
Ya como “civil”, continuó encampañado por la libre y logró hacerse unos meses de la dirigencia local del PRI, a través de Efraín Moriel. El caso es que, todo ese movimiento permanente de Pedro, le hizo ganarse “a la buena” las simpatías de gran parte de la estructura territorial tricolor que le guardaron más lealtad a él que al partido en sí, misma que ofreció como capital político a Chava Calderón cuando “Chela” Ortiz lo desterró de los planes por cualquier candidatura y Jurado Prieto no quiso hacer acuerdos con él.
Recientemente, Villalobos se alió con Otto Valles con un objetivo en común: arrebatarle la Presidencia a Movimiento Ciudadano, con un primer acuerdo de que él, Pedro, sería el candidato de esa alianza y Otto no participaría, salvo como coordinador o patrocinador, lo que a la postre no resultó y ahora ambos quieren ser alcaldes luego de ver los números de Morena, pero esos números se alteran cuando se le pone nombre y apellido a quien abanderará la causa y es aquí donde, insistimos, según las encuestas, únicamente el exdiputado aparece en el colectivo.
Los datos ahí están y tampoco significa que “Pedrito” asegure el triunfo, pues tiene frente a sí la muy posible opción de que a la alianza prianista, se le sume de facto MC y, juntos, sumando los 13, 12 y 14 puntos de cada uno, superan al partido guinda, aunque queda un 10% de indecisos por los que habría que ir y ahí, el movimiento naranja se ha vuelto experto en inclinar la balanza el Día “D”.