En la década de los noventa, los niños y adolescentes mexicanos vivieron una época dorada de promociones en la que la diversión se encontraba en las botanas y refrescos de consumo diario. Fue un tiempo en que marcas como Pepsi, Coca-Cola y Sabritas protagonizaron una verdadera batalla por la preferencia de los consumidores, ofreciendo premios que se volvieron objetos de deseo y símbolos de la cultura popular.
Las mecánicas eran simples: juntar corcholatas, estampas o envolturas para después canjearlas en camiones repartidores, videoclubes o tiendas de autoservicio. El resultado fue una explosión de nostalgia que aún hoy se recuerda con cariño.
LOS SABRIMÁGICOS Y SU TECNOLOGÍA QUE CAMBIABA DE COLOR
Sabritas sorprendió al mercado con los famosos sabrimágicos, vasos con portavaso que cambiaban de color al contacto con frío o calor. Inspirados en los personajes de Tiny Toons, cada diseño representaba un día de la semana y se convirtió en un accesorio infaltable en las cocinas mexicanas.
¿Cómo funcionaba la promoción?
Al comprar frituras seleccionadas, los consumidores encontraban estampas que debían pegar en una plantilla. Con cinco estampas completas y una aportación de 4 mil pesos de los viejos, se podía canjear el sabrimágico en centros de canje como Video Centro o directamente en los camiones de Sabritas.
La novedad tecnológica y el diseño divertido hicieron de esta promoción una de las más exitosas de la época.
PEPSILINDROS: LOS REYES DE LOS RECREOS
En el bando refresquero, Pepsi lanzó los inolvidables pepsilindros, termos decorados con personajes de los Looney Tunes. No eran simples botellas reutilizables: eran coloridos, coleccionables y se convirtieron en símbolo de pertenencia en las escuelas.
¿Cómo se conseguían?
Bastaba reunir 10 corcholatas de Pepsi y pagar 3 mil 500 viejos pesos en la tiendita de la esquina o con el camión repartidor. La colección constaba de cinco modelos distintos, lo que motivó a muchos a reunirlos todos.
Los pepsilindros trascendieron como uno de los recuerdos más entrañables de los noventa y, hasta hoy, son buscados por coleccionistas.
LOS TAZOS: UNA REVOLUCIÓN EN LOS PATIOS ESCOLARES
En 1994, Sabritas volvió a dar un golpe maestro con los tazos, pequeños discos de plástico con imágenes de losLooney Tunes. Aunque simples en diseño, se transformaron en una fiebre nacional: los niños jugaban, intercambiaban y hasta apostaban con ellos en los recreos.
Los tazos marcaron un antes y un después en la historia de las promociones. Con el tiempo, llegaron ediciones inspiradas en Pokémon, Dragon Ball Zy otros fenómenos culturales que acompañaron a nuevas generaciones.
DE LOS PREMIOS FÍSICOS A LAS PROMOS DIGITALES
Hoy en día, las promociones de refrescos y botanas son muy distintas. Las corcholatas y envolturas han sido sustituidas por códigos QR, registros en línea y sorteos digitales, donde los premios suelen ser electrónicos, viajes o experiencias exclusivas.
Sin embargo, la esencia se mantiene: cautivar al consumidor y generar un vínculo emocional con la marca. La diferencia es que, en los 90, las promociones tenían un componente tangible que las convirtió en parte de la vida cotidiana.
DATOS CURIOSOS DE LAS PROMOCIONES DE LOS 90
• Algunos pepsilindros originales todavía se venden en sitios de colección y alcanzan precios de hasta 1,500 pesos.
• Los sabrimágicos, por su tecnología que cambiaba de color, fueron considerados de “alta gama” en su tiempo.
• Los primeros tazos de Sabritas en 1994 fueron fabricados en México, pero la fiebre fue tan grande que se expandieron a varios países de Latinoamérica.
• Muchos adultos hoy reconocen que aprendieron el valor del trueque gracias a los tazos en los recreos escolares.
Artículo de Vanguardia