Ni la reelección ni la diputación local por el Distrito 21 como tanto se especuló que sería el destino político de la todavía síndica, sino la suplencia de la candidata a la alcaldía, Sol Sánchez de Lozoya, y la primera posición plurinominal para el Congreso del Estado fue lo que Movimiento Ciudadano le designó.
¿Por qué, si presume y la presumen de ser una funcionaria cuyo desempeño fue más que excelente, no someterla, entonces, al escrutinio de las boletas? ¿Por qué, si la función ejercida se cumplió a cabalidad y el pueblo de Parral no le debe tener menos que agradecimiento, no se le brindó la oportunidad de buscar la reelección?
¿No aseguraría ella, más que Francisco Sánchez, incluso, y más que Héctor Díaz, ganar «por tierra» la diputación o repetir en la sindicatura? ¿No existe, acaso, la plena confianza de contar con los argumentos sólidos ante cualquier cuestionamiento sobre la fiscalización ejercida para la -deficiente- obra pública, o para las finanzas del municipio, o el reclamo de las garantías para el pavimento del periférico, de la Puerta del Tiempo y de un larguísimo etcétera?
Pero, antes de que se desarrollen las campañas, de que llegue el día de la elección y de que, tras el cómputo de los votos y la interpretación de los mismos para la repartición de las plurinominales, en donde cuenta con posibilidades de llegar a la curul, y que, desde ahí busque legislar para acallar a la prensa crítica con el disfraz de violencia política de género y hasta encarcelar a las plumas que no le favorecen, dejamos una reflexión: no cabe duda que, el servilismo, recompensa, ¡y recompensa bien!
Posdata: ¿En qué se basará Ana Lucía Baduy para asegurar que el PRIAN está incrustado en Movimiento Ciudadano y acusar de intereses mezquinos a la gobernadora Maru Campos por el reparto de las candidaturas plurinominales para el Congreso del Estado, en las que, ella, tenía casi en al bolsa la primer posición de la que la bajaron para subir a la síndica de Parral?