Con las tradicionales danzas a «Onoruame», bajo la bendición de la iglesia Católica y la construcción de una capilla para San Isidro Labrador, la familia Solís presentó una ofrenda, pidiendo a Dios «nos perdone» y regrese la lluvia a las tierras serranas.
El «Yumare”, tradicional en la cultura rarámuri, se vivió a flor de piel en el marco de su día para pedir a la naturaleza que haya más lluvias ante la sequía que azota a toda la entidad.
Martin Solís y su familia construyeron un capilla al Santo Isidro Labrador, en su rancho «La Aldea» en una comunidad de Guachochi.
El ritual se llevó a cabo ayer miércoles, acompañados por la Iglesia Católica para las bendiciones, con danza, cantos y bendiciones entre habitantes de Guachochi para pedir a Onoruame (Dios) y a la madre naturaleza que haya más lluvias en toda la región.
Así mismo, los padres hicieron hincapié a recapacitar lo que hemos dañado a la naturaleza, la falta que hace Dios en nuestras familias, «no alimentamos los valores en nuestros hijos, la sequía y lo que pueda desencadenar después está siendo provocado por el hombre», indicaron.
El lugar donde se llevó a cabo el ritual era fructífero, sin falta del vital líquido, en donde se producían truchas, mismo que hoy se encuentra completamente seco, árido y hostil.