Con la salida de Juan Plancarte de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento, se inauguran los cambios en el gabinete de Gobierno del Estado para la zona sur al que todos creen ser merecedores de llegar por sus valiosas aportaciones a las campañas y a la causa de la gobernadora (nótese el sarcasmo).
De entre ellos, hay dos casos que destacan, el del Güero y el de Pedro, Villalobos los dos. El primero por dar a tiempo el brinco del barco de Morena, que primero navegó con Juan Carlos Loera y después con Cruz Pérez Cuéllar, al de la alianza prianista para convertirse, junto a Arturo Rubalcaba y a David Barraza, en uno de los operadores estrella de la campaña de Chava Calderón.
Ya sabe lo que dicen: las derrotas son huérfanas, pero las victorias tienen un centenar de padres, de modo tal que, en compensación a sus buenas diligencias, Jesús José Villalobos estaría considerado, más no amarrado, como próximo delegado de Desarrollo Urbano y Ecología, en sustitución de Güencho Atayde, lo que podría consolidarse en un mes o dos más, para aprovechar la estridencia del cambio de poderes en lo municipal y en el Congreso local.
Sobre Pedro Villalobos, se suponía que iría a Desarrollo Humano y Bien Común, pero hubo que acelerar el acomodo de Amín Corral, aunque el secretario Rafael Loera se ha reunido con Peter más de un par de veces sin Corral Shaar, pero sería mala señal removerlo tan pronto y sin haberle dado oportunidad de demostrar más trabajo que protagonismo, pero ese es otro tema.
Al exdiputado se le mencionó – o él mismo se encargó de que así fuera – como director ejecutivo de la JMAS, pero no está realmente considerado para ese puesto, porque las negociaciones de Chava Calderón en Palacio de Gobierno son otras, así que, nos cuentan, Pedro estaría gestionando que le den la oficina que ocupó su tío en el sexenio de César Duarte, nada menos que la Recaudación de Rentas.
La ventaja que tiene Villalobos Fragoso es su relación con el alcalde electo, al que apoyó desde su campaña pasada con el PES, así que, la reciprocidad de Chava sí la tiene, pero como Pedro también quiere direcciones para los suyos en el gabinete municipal – dicen que exige tres – y al mismo tiempo un puesto para él en el edificio de la 20 de noviembre, es ahí donde llegará el momento en que tenga que ceder y valorar hasta donde le alcanza la liga para estirarla sin que se rompa.