En una arrogante muestra de hipocresía, el «presidente» de Parral, César Peña, se atreve a lanzar la consigna «Si no pueden, nosotros sí le entramos», señalando el supuesto abandono del Gobierno Federal en la entrada de la ciudad. Sin embargo, estas palabras solo dejan ver la doble moral de una administración que ha demostrado ser incapaz de manejar las tareas que le competen localmente.
¿Se mordió la lengua el presidente al exigir algo que, a nivel local, simplemente no se cumple? Parral es un testamento de decidia y abandono bajo el liderazgo de Peña Valles. Desde la desastrosa Puerta del Tiempo hasta el vergonzoso Periférico Luis Donaldo Colosio, pasando por la colonia del Policía, los tanques elevados, la recolección de basura defectuosa, las fallas en el alumbrado público y la falta de limpieza en los parques, la lista de negligencias es interminable.
César Peña exige, pero ¿cuándo cumplirá en casa? ¿O nomás lo ponen en las fotos de los pseudocomunicados? Ayer, precisamente, tocamos el tema de los boletines de prensa que van a parar a «páginas» apadrinadas y que no le benefician.
La obra pública en Parral se encuentra en un estado deplorable, con calles sin pavimentar y proyectos de infraestructura esenciales descuidados. La atención al ciudadano es inexistente, con una administración que parece más preocupada por sus propias agendas que por las necesidades reales de la comunidad.
La crítica del «presidente» a niveles superiores de gobierno se torna ridícula cuando se enfrenta al espejo de su propia ineptitud. Parral no necesita un alardeo vacío, sino una acción significativa para abordar los problemas que realmente afectan a sus ciudadanos.
El acto simbólico de César Peña, bacheando con tenis blancos unos pocos hoyos en la carretera, es una metáfora perfecta de su administración: efímera, superficial y completamente inútil. ¿Cómo puede atreverse a criticar la falta de acción externa cuando su propia casa está en llamas?
En definitiva, Parral merece más que retórica vacía y gestos publicitarios. La administración local debe asumir su responsabilidad y abordar los problemas locales en lugar de buscar chivos expiatorios externos. Los ciudadanos no olvidarán la hipocresía y la negligencia cuando llegue el momento de expresar su descontento en las urnas.