En la reciente sesión de Cabildo del Ayuntamiento de Parral, los ciudadanos presenciaron una notable dosis de teatro político en torno a la autorización del funcionamiento de tortillerías subsidiadas por la municipalidad. Lo que debería haber sido un debate serio y comprometido en beneficio de la comunidad, se transformó en una simulación sorprendente, exponiendo las prioridades y tácticas dudosas de algunos regidores.
El escenario se abrió con los del PAN: Kukis Ochoa Prieto, Juan de Dios Loya y Alejandra Perez Molina plantearon preguntas aparentemente cruciales sobre los detalles de las tortillerías en cuestión. El cuestionamiento clave fue sobre quién estaría detrás de la operación de estas tortillerías, mismo que fue respondido con un vago «ahorita les decimos» por parte del secretario del Ayuntamiento. Eso fue suficiente para que los ediles albuazulesdieran su visto bueno, aunque se percibía desde lejos que ya estaba todo planeado de antemano.
Luego entraron en escena los de Movimiento Ciudadano, quienes parecían haber llevado a cabo una elaborada coreografía para rebatir a la del PRI, Dalila Villalobos. ¿Acaso una sola regidora tiene tanto poder como para movilizar a toda una bancada? El episodio dejó en claro la fragilidad de los argumentos presentados, especialmente en el discurso lleno de términos económicos del coordinador naranja, Efrén Rodríguez, que resultó más risible que convincente.
El coro de regidores, por su parte, mostró un espectáculo de desinterés. Algunos se limitaron a leer fragmentos de papel mientras estaban sumidos en sus teléfonos celulares. ¿Es esta la manera en que retribuyen su salario? La de MORENA, Alejandra Chávez Ortiz, bueno, brillando por su ausencia y dejando en evidencia la falta de compromiso de su partido en los temas locales.
En otro plano, Cristina Molina destacó por su aparente interés en asuntos muy personales, en comparación con su labor como regidora. Mientras presume de su participación en una maestría, su dedicación al servicio público deja mucho que desear.
No podemos olvidar mencionar al «presidente municipal», quien no perdió la oportunidad de involucrarse en asuntos políticos al confrontar a Dalila Villalobos, señalando problemas en Parral Vive (hoy Federico Ferro Gay), pasando por alto los desafíos en la colonia La Fortuna, que están lejos de ser resueltos.
Esta sesión de Cabildo dejó en claro que el espectáculo prevaleció sobre lo sustancial, y que algunos regidores utilizan sus puestos para protagonizar un drama político en lugar de servir a los intereses de la comunidad. Los ciudadanos merecen más que una simulación de compromiso y una actuación vacía por parte de sus representantes.