Mientras el presidente municipal de Parral, Salvador Calderón, asegura que su gobierno “ratifica el compromiso con la transparencia”, el Cabildo vivió una sesión tensa que, lejos de confirmar ese ideal, exhibió las grietas entre el discurso institucional y las acciones concretas de rendición de cuentas.
La sesión ordinaria número 29 no solo aprobó —por mayoría de 7 votos contra 6— la comparecencia de la directora de Obras Públicas, Alejandra Márquez, sino que dejó claro que no todos los integrantes del Ayuntamiento están alineados con la narrativa de “Gobierno Abierto” que proclama el alcalde.
El regidor priista Vicencio Chávez fue directo al señalar que esta comparecencia busca esclarecer observaciones emitidas por la sindicatura sobre presuntas irregularidades en dos obras públicas que, para el caso, resultan irrelevantes cuales fueron y qué inconsistencias señalaron porque, así fueran detalles menores, el presidente y los panistas los acaban de convertir en mayúsculos.
Vicencio también recordó que, en el pasado, Chabela Granados, exdirectora del Instituto Municipal del Deporte, optó por renunciar en lugar de rendir cuentas acerca de aquellos cientos de miles que pretendía justiciar con tickets del Oxxo, lo que alimenta la sospecha sobre una resistencia interna a la fiscalización. Recordemos que Isabel sólo fue reacomodada y con eso bastó para olvidarse de la polémica.
Más aún, Chávez Lazcano evidenció que, incluso los regidores del PAN, aliados del presidente municipal, habían acordado en una reunión previa apoyar la solicitud, pero sorpresivamente cambiaron el sentido de su voto. “Probablemente recibieron un mensaje en la mañana”, ironizó el regidor, sugiriendo presiones políticas de último minuto para blindar a la funcionaria.
La síndica Dalila Villalobos fue todavía más incisiva, al celebrar a quienes votaron a favor y cuestionar duramente a los que se opusieron, incluyendo al propio alcalde, al afirmar que “se evidenciaron ante los parralenses” como servidores públicos que no tienen interés en aclarar las observaciones señaladas.
Desde esa óptica, el comunicado oficial de Presidencia parece más una maniobra de control narrativo que un reflejo de voluntad real por someter a escrutinio el quehacer gubernamental. Chava Calderón habló de comparecencias “cuando así se requiere”, pero en la práctica, su propia fracción y él mismo votaron en contra de una que fue aprobada legalmente por la mayoría del Cabildo. ¿No era este un caso que sí se requería?
Resulta contradictorio que se defienda la transparencia desde el atril, pero se obstruya desde la silla del Cabildo. En política, los gestos pesan más que las palabras, y en este episodio, los votos hablaron con más fuerza que los boletines.
La ciudadanía merece claridad no solo en los discursos, sino en las decisiones. Y en Parral, esta semana quedó claro quién respalda la fiscalización institucional… y quién prefiere ocultarse detrás de comunicados cuidadosamente redactados, pero vacíos para efectos prácticos.
Y el sorteo de la moto, lejos de apagarse, amaga con reavivarse ahora que Dalila dejó entrever, sin documentos en mano, aclaró, que la BMW la compró, pagó o financió Presidencia Municipal, lo que regresa las miradas a la presunta ilegalidad del resultado y, de ser así, se le caerían los discurso a Charly, a Chava y hasta el propio Vampiro, quien defendió la transparencia del tombolazo, argumentando que el club de motociclistas era el organizador y que el alcalde solo metió su mano Santa «por cortesía».
Al tiempo.
