El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, firmó en secreto una directiva para que el Pentágono comience a emplear fuerza militar contra ciertos cárteles de droga latinoamericanos que, su administración, considera organizaciones terroristas, según fuentes familiarizadas con el asunto consultadas por el diario The New York Times.
La medida, la más agresiva hasta ahora en la campaña de su gobierno contra el narcotráfico, marca un cambio sustancial: trasladar a las Fuerzas Armadas una tarea que históricamente ha sido responsabilidad de las agencias policiales, con el objetivo de frenar el flujo de fentanilo y otras drogas ilegales.
La orden ofrece una base oficial para ejecutar operaciones militares directas tanto en el mar como en territorio extranjero contra estos grupos. Funcionarios militares ya trabajan en opciones para llevar a cabo estas acciones, de acuerdo con personas que pidieron anonimato para discutir deliberaciones internas.
Sin embargo, el uso de militares en operaciones de este tipo plantea serios desafíos legales. Expertos advierten que podría considerarse “asesinato” si fuerzas estadunidenses mataran a sospechosos que no representen una amenaza inminente, fuera de un conflicto armado autorizado por el Congreso. No está claro si la Casa Blanca, el Pentágono o el Departamento de Estado han emitido opiniones legales definitivas sobre el alcance de la directiva.
Este año, Trump ya había desplegado tropas y Guardia Nacional en la frontera sur para contener el flujo de drogas y migrantes, además de intensificar labores de vigilancia e interdicción. En enero, ordenó al Departamento de Estado catalogar a varios cárteles como organizaciones terroristas extranjeras, incluyendo al Tren de Aragua, la MS-13 y otras, alegando que representan “una amenaza para la seguridad nacional que va más allá de la que representa el crimen organizado tradicional”.