Como si nada hubiera pasado, o como si todo hubiese pasado, César Peña regresa a reclamar la Presidencia Municipal de Parral, a lo que Jorge Rabling, sin chistar, prácticamente le dijo «ahí está tu silla», como si fuese un alivio para el alcalde suplente abandonar ese barco.
Con un patético 8% de la votación para la Senaduría, Peña Valles vuelve con el pecho alzado de una candidatura de la que nunca fue titular, aunque así pretendió hacerla pasar todo este tiempo, sino compañero de fórmula de Zury Espino, todavía enfrascado en su cápsula de haber desempeñado un buen papel.
César Peña regresa a cerrar con broche de oro la que es hasta hoy la Administración Municipal más desastrosa de la historia de Parral, llena de claroscuros, falta de transparencia, con obras inconclusas, plagada de señalamientos de corrupción y licitaciones a modo, enemistado con los medios de comunicación, irónicamente del gremio de donde proviene.
Llega, además, repitiendo la retórica contra la gobernadora Maru Campos, como si eso le hubiese dejado buenos dividendos, como si de algo le sirviera en tres meses que le quedan. Un «presidente», así con minúsculas y entrecomillado que nunca tuvo un gabinete propio y que se quedó hasta sin personal de confianza porque le quitaron a los pocos que acomodó, desde su primer (des)coordinador de Comunicación Social, su secretario particular, la directora de la Instancia de la Mujer, por mencionar solo algunos.
En palabras de Alfredo Lozoya, César Peña le echó a perder todo, así, literalmente todo, incluyendo, como ya lo mencionamos, su relación con los medios de comunicación por sus aires de grandeza, reflejo de su complejo de inferioridad. Y como El Caballo no sabía qué hacer con él, lo mandó a la única posición cuyas posibilidades de ganar eran casi inexistentes, un 8% para ser exactos.
Y si MC no ganó la alcaldía, ni la diputación local, ni la sindicatura, ¡menos podría obtener la Senaduría!, pero el ingenuo de César sigue creyendo que le dieron la posición más alta por ser el mejor alcalde que Parral ha tenido. ¡No! Lo alejaron para que no lo vieran junto a Sol, que al último de poco sirvió, pero ese era el objetivo.
Menos de dos años le tomó a Peña desmoronar lo construido en seis por Alfredo. Su malo, marítimo desempeño llevó a MC al sótano de las preferencias, pero él, gallardo, vuelve porque cree que los parralenses aclaman su regreso a la alcaldía, aunque no merezcan un político de su altura, pero solo para concluir su encargo, el verdadero: dejar lo más en orden que se pueda el cochinero que armó.