Si no lo hizo durante los tres años que ocupó la Sindicatura, ¿por qué habría de empezar en el último mes de la agonizante administración de César Peña? Si nunca vio ninguna falla en ninguna de las “obras”, si se pueden llamar así, ¿Por qué molestarse en retirarse la venda de los ojos al final?
¿Alguien vio, alguna vez, a Alma Portillo revisando los hundimientos del Parque Puerta del Tiempo que, hasta la fecha, sigue sin quedar cien por ciento funcional? ¿Hay registro de exigencia de la síndica hacia la alcaldía por hacer válida la garantía del pavimento del periférico? ¿Alguna declaración por el desprendimiento del encementado de la calle García Naranjo en la Héroes de la Revolución o de las grietas de la avenida Juárez cuando no pasó siquiera una semana de entregada?
Lo dijimos alguna vez: la síndica municipal resultó una funcionaria más naranja que gris, y nos valió, al igual que a otros medios de comunicación, una demanda por supuesta violencia política en razón de género, a pesar de que jamás se ha cuestionado su capacidad como persona ni como mujer, sino su desempeño en el servicio público con independencia del género, por eso el Tribunal Estatal Electoral de Chihuahua la desechó y le dio la razón a la libertad de expresión.
De ahí se derivan las preguntas expuestas en el segundo párrafo. Pero siempre será más cómodo asumir el papel de víctima que cumplir con el encargo que le confiaron los parralenses y responder por la inacción en la que cayó la Sindicatura, la falta de exigencia de rendición de cuentas, desde el ámbito de su competencia, al Gobierno Municipal emanado del mismo partido al que Portillo pertenece.
Ahora, desde la comodidad de una curul plurinominal en el Congreso del Estado para la próxima legislatura, probablemente busque lo que no pudo lograr como síndica: amordazar la crítica por su intolerancia a la misma y elevar su persecución contra los medios que osan mencionarla, envuelta en la bandera de la defensa de la mujer, cuando nunca ha sido motivo de discusión que lo sea, habiendo en la actualidad tantas y tan capaces.
Tan solo en el Estado, tres féminas encabezan los tres poderes: Maru Campos, Myriam Hernández y Adriana Terrazas, ninguna enemistada con reporteros, ninguna con acciones legales contra la prensa, ninguna espantada por el periodismo de opinión. Todas respondiendo oportunamente los cuestionamientos relativos a sus puestos.
Ni siquiera Claudia Sheinbaum, la primera mujer presidenta que tendrá el país, aun y con su discurso al estilo AMLO, ha actuado de tal forma. Todas enfrentan, con argumentos, válidos o no, creíbles o no, al analista o al reportero, a la pluma, al micrófono y a la cámara que les reprocha su actuar en la función pública, que no como mujer.
Insistiendo: ¿Cuál fue el papel de la síndica municipal de Parral para fiscalizar el correcto uso y destino de los recursos públicos en obras mal hechas, deficientes y sin terminar o en las pérdidas de las Jornadas Villistas y del Festival San José? ¿Qué pasó con los policías municipales utilizados como escoltas del excalcalde Lozoya, aceptado públicamente por César Peña? ¿Solicitó Alma Portillo al menos una revisión de la operación del relleno sanitario, de la recolección de basura, de la no-entrega de uniformes escolares, del préstamo del Foro Villista y de la Mina La Prieta para parrandas personales, de las licitaciones a empresas sin experiencia y de un larguísimo etcétera?
En la historia de la pobre figura que representa la sindicatura, desde Francisco Javier Rubio, Alfredo Salayandía e Idelfonso Caro, por mencionar a algunos, también se cuenta a Avril Carmona, quien tampoco se destacó por su desempeñó frente a Miguel Jurado Contreras porque también eran del mismo partido, y que fue duramente señalada en los medios de comunicación – y que ahora será regidora, por cierto – pero que jamás la emprendió contra sus críticos, porque no se cuestionó su capacidad por género, sino en función de su encargo público.
En la historia reciente de Parral, muchas mujeres han ocupado puestos de elección popular y/o cargos partidistas: Tere Arteaga, Karina Velázquez, Betty Chávez, Avril Carmona, Nora Bueno, Ángeles Gutiérrez, Dalila Villalobos, Alejandra Pérez, Kukis Ochoa, solo por ejemplificar, y todas han sido objeto de crítica periodística, de señalamientos y de preguntas incómodas.
¿Cuál se desquitó con la prensa para tapar su deficiente desempeño?