Éramos muchos ¡y parió la abuela!
Así versa un dicharacho popular para ilustrar una situación que se complica más de lo que ya podría estar, y en política, bien puede aplicarse a la designación de candidaturas a las que, de por sí ya son muchos los que aspiran, y siguen levantando las manos otros más.
En entregas pasadas comentamos que, aunque él así lo crea, Noel Chávez Velázquez no es realmente el favorito y para muestra es que, dentro del mismo PRI, hay quien le hace competencia tejiendo desde arriba. Y es que las posibilidades de retener para el PRIAN esa curul son altísimas, así que casi, casi estaría vigente eso de que hasta una escoba ganaría, como presumieran en los buenos tiempos del tricolor.
Ángeles Gutiérrez Valdéz hace lo propio y es bien vista por la gobernadora Maru Campos que la alaba en cuanto evento puede y que le toque estar presente. Al parecer, la gobernadora es la única que cree que la maestra ha hecho algo para merecer seguir en la legislatura federal. Lo que es un hecho es que no va por la alcaldía porque sabe que no tiene posibilidades, ni siquiera contra Movimiento Ciudadano y eso ya es mucho decir, pero insiste para que la dejen repetir, otra vez, como diputada, una opción factible porque la primera fue por el PAN, la segunda fue reelección con alianza fáctica con el PRI, y ahora por el Frente Amplio por México, lo que no es lo mismo, pero es igual.
La maestra se cotiza alto y ha puesto sobre la mesa tres opciones para ella: la primera, seguir en la diputación federal, lo que básicamente está descartado porque ya le dijeron que esa posición será para el PRI; la segunda, que le den entonces la candidatura al Distrito 21 local que ahorita ocupa Edgar Piñón y en un caso dado jugaría a la reelección; y la tercera para Gutiérrez Valéz es que le den entonces la silla de Sandra Elena Gutiérrez Fierro, secretaria de Educación y Deporte estatal, alegando su perfil docente de años. ¿Sabrá la aún legisladora que es una posición de mucho, mucho trabajo?
Pero lo verdaderamente interesante ocurre en el PRI, porque el actual diputado local por el Distrito 22 tiene competencia desleal. A Memo Gutiérrez “chico” se la tiene prometida desde hace tiempo Graciela Ortiz, y ahora pugna fuerte porque se la cumplan, condición que ya no es exclusiva de la otrora poderosa senadora, pero de ahí a pensar que Memo podría ser candidato de unidad o hasta que ganara, es una vacilada. Abajo no lo conocen y arriba no lo quieren.
La competencia más fuerte para Noel no sería ni de cerca con Memo, sino con quien puede autorizar o no su candidatura, es decir, con la propia Chela. Aunque usted no lo crea, sabemos que está considerando lanzarse ella misma por el Noveno Distrito – que perdió en 2018 contra Ángeles – y apoderarse de la candidatura, porque las condiciones le resultan muy favorables gracias a la alianza, y así, podría legitimar su liderazgo partidista y sacarse la espina de ostentar el deshonroso récord de haber perdido una posición que era equivalente a una plurinominal para el PRI. El género no sería problema, ese se cambia desde el escritorio de un plumazo a conveniencia, así que nada está escrito y quienes le han hablado al oído a Chávez Velázquez asegurándole que la tiene en la bolsa, le hacen más un mal que un bien.
Si se respetan las “reglas” del juego en el Frente Amplio Por México, en el sentido de que los municipios o distritos que gobierne el Revolucionario Institucional o haya sacado mayores votos en la última elección, la de 2021, llevaría mano en las candidaturas, entonces, la diputación federal le correspondería al PRI, y sería Ortiz González, a través de Alejandro Domínguez, la que señalaría quien. Pero bien dicen que mientras el índice apunta hacia alguien, tres dedos más: el medio, el anular y el meñique, apuntan hacia uno mismo, y así podría aplicarla Chela.
¿Qué haría Noel Chávez si le arrebatarán además el derecho a la reelección? En estos días podría saberse cómo se perfilan las posiciones y será Alex Domínguez el encargado de dar las malas o buenas noticias, depende a quien le lleguen, y de ahí a ver si es cierto que mantienen el discurso de la lealtad partidista o practican el deporte favorito de los políticos: el chapulinismo.