Por Erik Jurado
Sólo puedo considerar como vergonzosa la posición política de Parral en esta administración. Nunca en mi vida, ya no tan corta, me había tocado ver un verdadero presidente de encargo. Lo leí en los libros de historia, pero nunca lo vi en mi realidad.
Eso de encargarle la Presidencia a alguien de confianza o con nula voluntad era una práctica común en México previo a la democracia, pero el que hoy se vea de nuevo habla mal de nuestra cultura democrática. En realidad, hay muchos casos de cuando el encargado asumió el poder, lo arrebató, traicionado al dictador, pero dándole su lugar al pueblo y las instituciones, digo ¿quién puede ser tan agacho como para seguir bajo la línea del mandamás? Ya sabemos quién sí.
En Parral tuvimos los últimos tres años un encargado. Y todos sabemos la forma tan espuria en la que ingresó incluso a la candidatura, luego de una puñalada trapera a un maestro de la localidad, eso no debería olvidarse, porque incluso ese ascenso no es digno. Cuanto y más cuando la razón central de ese cambio perverso fue el que el primero no aceptó vender su voz ni su conciencia.
Para nadie es un secreto que el actual presidente de Parral no está en las oficinas oficiales, está fuera, fungiendo roles de partido y catapultando a su señora como nueva encargada, y lo hace de sol a sol, mientras él se enlista como candidato plurinominal, pero probablemente también como candidato a diputado por si no le alcanza. A ese nivel se encuentra la familia real y el mal trato a la democracia. Ese que una vez se presumió independiente compró su franquicia naranja y hoy intenta seguir tomando el pelo de los parralenses.
Se perfila a nivel nacional una campaña en la que se disputa el fondo de nuestra democracia nacional, pero por el escenario que tenemos en Parral, aquí tenemos nuestra propia faena. *Permitiremos más excesos de la familia cacique o tendremos la valentía e inteligencia de dar un golpe de timón y castigar los excesos, buscar un escenario más promisorio y el cambio del control de una sola familia y aquellos que decidieron acallar su voz?
El presidente actual, el falso, es la ejemplificación más clara de lo que implica callar, de lo que implica solo ser apariencia, pues no tiene facultades, más que de imagen, no toma decisiones, el presupuesto municipal no esta bajo su control, ni el equipo, nada le pertenece, solo la anécdota de decir que alguna vez fue presidente de Parral, aunque sea de membrete. Se le usó y ya. Basta verle entrar a algún lugar y pasar desapercibido.
Parral experimenta un rezago bastante claro en todos los indicadores de gobierno, economía, gobernanza y seguridad, obra publica y cualquiera que guste usted cotejar, la realidad es que hoy hay un municipio sin rumbo, sin ruta de acción y por su puesto sin figura de autoridad.
2024 puede ser una oportunidad de cambio, ¿podremos tomarla? ¿Los parralenses podremos cambiar las cosas? ¿podremos sustituir al encargado por uno de verdad, por uno interesado por parral?